lunes, 2 de septiembre de 2013

Estudio prevé que la radiación de Fukushima llegue a EEUU, aunque sin peligro

radiación de Fukushima llegará por mar a las costas de Estados Unidos en 2014 en cantidades inofensivas para los estándares que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS) que no deberían ser motivo de alarma, según un estudio científico que se acaba de publicar Las partículas radioactivas de Cs-37 liberadas al mar debido al desastre de Fukushima se detectarán en 2014, tres años después, en la costa oeste de Estados Unidos, según sugieren las simulaciones elaboradas por un equipo de científicos liderado por el investigador del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC) del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares (UIB) Vicent Rossi, ha informado el IFISC en un comunicado.

Que la radiación llegue en esos niveles no debería ser motivo de alarma puesto que la concentración de material se encuentra muy por debajo de los límites de seguridad para el consumo humano marcados por la OMS, según el estudio elaborado por investigadores del IFISC, el Climate Chang Research Centre de Australia y el Laboratoire d’Etude en Géophysique et Océanographie Spatiales de Francia.

Tras el desastre de Fukushima de marzo de 2011, grandes cantidades de agua contaminada con elementos como el cesio-137 se liberaron en el Pacífico. Con una vida media de 30 años, el cesio-137 tiene el potencial de viajar grandes distancias en el océano.

Si bien la radiación atmosférica ya se detectó en la costa oeste de Estados Unidos pocos días después del incidente de Japón, las partículas radiactivas en el océano necesitan mucho más tiempo para recorrer la misma distancia.

Los resultados publicados ahora por los investigadores se centran, por medio de simulaciones por ordenador, en como se moverá la radiación a través de las corrientes marinas durante 10 años.

“Los observadores de la costa oeste de los Estados Unidos podrán ver un aumento de material radiactivo tres años después del vertido”, ha dicho uno de los autores del estudio, Erik van Sebille.

“Sin embargo, la gente en las costas no debe preocuparse puesto que la concentración de material radiactivo empezó a descender rápidamente, por debajo de los niveles de seguridad de la Organización Mundial de la Salud, tan pronto como salió de aguas japonesas”, ha puntualizado

Dos corrientes de la costa japonesa, la de Kuroshio y la extensión Kurushio, son las principales responsables de la aceleración de la dilución del material radiactivo, llevándola muy por debajo de los niveles de seguridad de la OMS dentro de los primeros cuatro meses.

Remolinos y torbellinos gigantes (de varias decenas de kilómetros de ancho), y otras corrientes en el océano abierto, siguen este proceso de dilución y dirigen las partículas radiactivas a diferentes zonas de la costa oeste estadounidense.

“A pesar de algunas incertidumbres en torno a la cantidad total liberada y las probables concentraciones que se pueden observar, hemos demostrado inequívocamente que el contacto con las costas del noroeste americano no será el mismo en todas partes”, afirma el autor principal del estudio, el doctor Vincent Rossi.

“En aguas de la plataforma al norte de 45 ° N se experimentarán concentraciones más altas durante un período más corto, en comparación con la costa de California” según Rossi.

Esta exposición prolongada se debe “a las vías de tres dimensiones de la nube radiactiva”. Según detalla, la parte superior se sumergirá a zonas más profundas del océano hacia el subtrópico antes de subir de nuevo a lo largo de la plataforma del sur de California.

En la primera década tras el desastre, la mayoría de los materiales radiactivos se quedará en el Pacífico Norte. Finalmente, la radiación se extenderá a otras cuencas oceánicas, particularmente el océano Pacífico del sur de India, pero nunca en niveles que deban causar preocupación

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