domingo, 10 de marzo de 2013

La tala de árboles entre Gereñu y Alaiza revuelve a la población local

"Los árboles son nuestro seguro de vida". Así de tajantes se mostraron los vecinos de la pequeña localidad alavesa de Gereñu, perteneciente al Ayuntamiento de Iruraiz-Gauna, durante la movilización llevada a cabo en la tarde del viernes contra la tala de 110 árboles en el tramo comprendido entre la localidad de Ullibarri-Jauregi y Alaitza, en la A-3110. Un centenar de personas pertenecientes a Gereñu, Alaiza y localidades cercanas como Agurain o Alangua alzaron su voz en contra de un proyecto "que nos deja totalmente desprotegidos ante la velocidad de los coches y camiones" que diariamente atraviesan la localidad. Ez, ez, ez. Mozketarik ez, gritaban con fuerza ante unos árboles que en los últimos días han cambiado su fisonomía. "Hemos colocado cruces y flores anunciando su próxima muerte", explicaban los concentrados en Gereñu. En total 110 robles, nogales y fresnos, en su mayoría, serán derribados "si finalmente no conseguimos la paralización del proyecto" impulsado por la Diputación alavesa, aseguran. Sara Castrelo, vecina de la zona, lamentaba "la desprotección a la que nos somete esta medida a los vecinos de las poblaciones afectadas", ya que a su juicio "el arbolado anuncia la proximidad de una población e incita a los conductores de los vehículos a reducir la velocidad". Se da la circunstancia de que atendiendo a las características orográficas de Gereñu, los vecinos coinciden en señalar que "ya existen en la carretera unos desniveles que dificultan su visibilidad". El colectivo vecinal que se muestra en contra de la tala "indiscriminada" de árboles apunta a que la Diputación aduce razones de seguridad para eliminar el medio centenar de árboles en torno a la localidad, pero a su juicio "se da la circunstancia de que en el difícil trazado de la carretera la velocidad se ve disminuida por la propia existencia de arbolado, que marca los límites de la carretera e invita a mantener una velocidad más reducida". Javi, otro vecino de la pequeña población cercana a Agurain, reconoce que "el arbolado sirve de baliza natural ayudando a distinguir los límites de la carretera" en casos de visibilidad reducida por fenómenos atmosféricos como nieve, niebla o lluvia intensa. Los vecinos advierten de que desconocen la existencia de un informe de siniestralidad que justifique la medida y reconocen que "nunca" se han sentido amenazados por estos árboles y sí por la alta velocidad de los vehículos. Ainhoa, una vecina de Gereñu, señalaba que "a día de hoy no tenemos constancia de que nadie haya resultado herido o muerto por un choque con los árboles". Los vecinos argumentan también que la medida va "en contra de la tendencia de otros países dónde el arbolado y la colocación de jardineras consigue iniciar a reducir la velocidad de los vehículos en los tramos urbanos y colindantes". Los más ancianos del lugar, como Pascuala, Resu o Puri, no acertaban a comprender "por qué los quieren quitar. Los hemos visto toda la vida ahí. Nos da mucha pena". Otros reconocían que "son seña de identidad de nuestros pueblos y con la que hemos creado una relación emocional". Sara Castrelo, otra de las participantes en el acto de pintado y colocación de señales en los árboles, consideraba la medida "un ataque medioambiental que acentuará "el aspecto desértico y estepario de una Llanada ya carente de arbolado". Los vecinos se encuentran a la espera de ser recibidos por la Diputación para conocer de primera mano el proyecto y tratar de evitar la tala de unos árboles con más de 50 años de historia.

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