domingo, 25 de abril de 2010

Gasteiz sobre las aguas subterraneas

Una ciudad sobre un mar de ríos es un reportaje que este Domingo El Correo nos ofrece arrojando luz e información a la vital situación de los acuiferos que se olvidan y quieren dejar de lado en todo proyecto como el TAV, Intermodal, desarrollo urbanístico etc..


Vitoria es un barco que navega sobre depósitos invisibles de agua, el acuífero cuaternario más extenso de Euskadi
Vitoria flota sobre un mar de ríos, arroyos y surgencias del acuífero, al que se denomina cuaternario porque está formado por rocas de esa época, que pueden tener 2.500 millones de años. En los 90 kilómetros cuadrados de subsuelo se guardan en períodos secos hasta 25 hectómetros cúbicos, una cantidad que es cinco veces el embalse de Albina o 102 piscinas olímpicas, una reserva estratégica de agua que se ha utilizado de forma sistemática hasta el siglo XX. A mediados del XIX había en Vitoria 324 pozos repartidos por 30 calles de las 51 existentes.
Ese agua que no se ve pero que fluye entre rocas calizas en el subsuelo ha dado pie a muchas leyendas urbanas. Una de las más conocidas se produjo con motivo de la construcción de la Catedral Nueva a principios del siglo XX. Se decía que habían encontrado un río subterráneo al excavar que haría imposible su construción. En realidad, arquitectos e ingenieros conocían el problema. La memoria de 1907 lo recoge. El terreno se divide en cuatro capas: tierra vegetal, arcilla, cascajo y arena, y la famosa roca conocida como cayuela.

El arquitecto de la Diputación, José Luis Catón, recuerda que el Zapardiel, que pasa por debajo de Siervas de Jesús, filtraba agua a las oficinas forales de la plaza de la Provincia. «Pasó en el Artium también. En el Archivo foral, en el CUA. Es algo que está asumido por los constructores», agrega.
El rostro más hermoso de este acuífero cuaternario es el paisaje de las balsas de Salburua. Cuando se satura principalmente por el agua de lluvia, los humedales se inundan y la vida natural explota en forma de aves y plantas de todo tipo. Es el mejor medidor del nivel del acuífero. Este fenómeno es posible verlo en muchos puntos de la ciudad. Actualmente, en la avenida de Olárizu, en el solar de Esmaltaciones, existe una poza de forma permanente.
Esta presencia del agua obliga a construir también de una manera especial. «Las casas, especialmente las que tienen garaje, se elevan como si fueran un barco. Hay que permeabilizarlas en la medida en que se puede. Nunca es perfecto, y la casuística se dispara además de la calidad de la construcción, pero funciona bien y no hay mayor problema», explica Miguel Ángel Aguado, técnico de Ensanche 21, la agencia que ha decidido, por ejemplo, elevar tres metros la rasante de la construcción de las viviendas en Salburua para evitar los problemas de inundación provocados por los ríos Errekaleor y Santo Tomás y la subida del nivel freático en este distrito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario